Repercusiones de los cambios políticos e intelectuales en el gobierno español en Venezuela

La Restauración Borbónica (1874-1902). El problema de Cuba la guerra entre España y EEUU. La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas.
A finales del Siglo XIX, España apenas conservaba algunos territorios de los que había sido su Imperio ultramarino: Cuba y Puerto Rico en América, y Filipinas, Marianas, Carolinas y Palaos en el Pacífico. Cuba y Puerto Rico tenían una economía de carácter colonial basada en una agricultura de plantación de tabaco y de caña de azúcar. El gobierno español defendía los intereses de una minoría oligárquica de grandes hacendados, y se beneficiaba del control del comercio entre las islas y la península. Filipinas tenía un mayor valor estratégico y de prestigio, pero su lejanía con la metrópoli y el escaso asentamiento de población española la hacían vulnerable. El conflicto colonial fue el problema más grave al que tuvo que enfrentarse la regencia de Ma Cristina de Habsburgo. Los movimientos por la independencia de Cuba y Filipinas acabaron con la intervención de Estados Unidos y la guerra hispano-americana. El resultado fue la pérdida colonial y, como consecuencia, el inicio de una crisis política y social que replanteaba la identidad de España como nacíón y que conocemos como la crisis del 98.

La revuelta cubana (1885-1898)

En Cuba había surgido, a mediados del Siglo XIX, un movimiento que reclamaba mayor autogobierno para la isla. Al no ver colmadas sus aspiraciones se produjo una sublevación en 1868 que dio lugar a la Guerra Larga o Guerra de los Diez Años (1868-1878). El régimen de la Restauración intentó mantener intacto el Imperio de ultramar y consiguió poner fin momentáneamente al problema con la Paz de Zanjón de 1878, en la que el gobierno español se comprometía a llevar a cabo reformas políticas y administrativas. Sin embargo, la mayoría de los políticos españoles y la cúpula militar eran contrarios a cualquier concesión de autonomía, porque para ellos era sinónimo de independencia. La ausencia de reformas y la intransigencia del gobierno conservador radicalizaron el movimiento cubano hacia posiciones independentistas. En 1893, el gobierno liberal de Sagasta quiso reaccionar con un plan de reformas coloniales que concedía una autonomía limitada que fue rechazada por las Cortes, por los hacendados y los independentistas cubanos liderados por José Martí (fundador del Partido Revolucionario Cubano). Por tanto, hubo tres problemas simultáneos principales:  Brotes de conflictividad a causa de los independentistas cubanos, esclavos y criollos.  Negación de los burócratas, comerciantes y azucareros a la autonomía. Estos tenían el monopolio y el proyecto de autonomía causó emigración.  EEUU haciendo de árbitro en caso de conflicto, al que le exportaban azúcar y tabaco. El 24 de Febrero de 1895, los cubanos iniciaron una nueva sublevación en la localidad de Baire, conocida como el Grito de Baire. Los sublevados estaban dirigidos por José Martí, quien murió en combate, y los jefes militares Máximo Gómez y Mantonio Maceo. El movimiento estuvo apoyado por la burguésía, los pequeños propietarios y la mayoría de los braceros negros y mulatos. España envió un gran contingente militar al mando del general Martínez Campos, quien contaba con el apoyo de muchos cubanos (asimilistas). Sin embargo, sus iniciativas para acabar con la insurrección fracasaron, por lo que fue sustituido por Valeriano Weyler en Febrero de 1896. Weyler adoptó una línea dura, negándose a negociar y aplicando una política de concentración, que consistía en agrupar a la población campesina en ciudades controladas por el gobierno español. La falta de alimentos y los problemas sanitarios causaron una gran mortandad entre los reconcentrados, causando un efecto contrario al que se perseguía, pues hicieron aumentar los apoyos a los independentistas. No obstante, con la intervención de EEUU, quienes tenían intereses en Cuba y aspiraba a convertirse en una gran potencia, apoyaron económicamente a los independentistas cubanos, ofrecíéndose como mediador al gobierno español. En 1898, con el aumento de la tensión entre Norteamérica y España, explotó el crucero americano Maine, que se encontraba fondeado en La Habana, encontrando el pretexto perfecto para culpar a los españoles. En Abril presentaron un ultimátum como declaración de guerra, y España, a pesar de que no deseaba iniciar otra, desató una exaltación patriótica fomentada por los periódicos. La guerra tuvo un desenlace bastante rápido debido a la desigualdad de fuerzas, ya que España no contaba con los recursos ni el dinero para sostener la guerra alejada de la Península, cosa que EEUU aprovechó declarándose, además, protector de Filipinas. Tras las derrotas españolas en las batallas de Cavite (Filipinas, 1 de Mayo) y Santiago de Cuba (1 de Julio), los americanos desembarcaron en Puerto Rico, rindiéndose Manila el 12 de Agosto.

La revuelta filipina (Abril-Diciembre de 1898)

Comenzó con la revolución de 1896. La respuesta española fue enviar a Camilo Polavieja a reprimir la revueltas, acabando con José Rizal, uno de los principales líderes de la revolución. Al igual que en Cuba, EEUU intervino tras la explosión del acorazado de Maine.

La Paz de París (Diciembre de 1898)

Con la intervención de EEUU en las revueltas de Cuba y Filipinas, España se vio obligada a firmar su rendición en París, en Diciembre de 1898. Estados Unidos impuso sus condiciones, que supónían la liquidación del Imperio colonial español:  España reconocía la independencia de Cuba bajo el protectorado de EEUU.  España cedía Puerto Rico, la isla de Guam y Filipinas a cambio de 20 millones de dólares.  En 1899, España vendía a Alemania sus últimas posesiones en el Pacífico: las Carolinas, las Marianas y Palaos.

La crisis de 1898. Repercusiones

El desastre colonial fue la mayor expresión de la decadencia española, tendiendo diversas repercusiones:  Ideológicas: la derrota ante EEUU y la pérdida de las colonias provocó un gran impacto en el mundo intelectual y la opinión pública, generando una crisis de conciencia y una actitud pesimista, de la que surgieron dos tendencias: o Regeneracionismo: pedía cambios políticos en el sistema de Restauración. Su líder fue Joaquín Costa. o Pesimismo existencialista y exaltación del sentimiento nacional, que tuvo su expresión intelectual en la generación del 98 con Ramiro de Maetzu, Unamuno, Pío Baroja o Azorín.  Económicas: pérdida de materias primas baratas como el azúcar o el tabaco, y el surgimiento de la fundación de bancos (B. Hispanoamericano, B. De Vizcaya, B. Español de Crédito) y la repartición de capital.  Políticas: desprestigio del ejército, resentimiento hacia los políticos y propuestas regeneracionistas del sistema de Restauración.  Sociales: Las víctimas fueron los soldados que lucharon y murieron en la guerra, mayoritariamente reclutados entre la clase trabajadora, surgimiento del antimilitarismo de parte de los heridos, los repatriados y la población sin recursos, y fortalecimiento del movimiento obrero.

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